Por: Antonio Rocha Buendía*

I
Un sendero elíptico, un juego de sombras y grietas
bifurcado por la humedad de una serpiente inquieta.
Una metáfora del vacio, del caos.
Una caverna ingénita.
Noche imperiosa custodiada por lunas que mienten ser eternas, imperturbables, ciegas.
Una costura metafísica de lo roido por el tiempo.
Siempre un llegar a ser.
II
Tu boca es el sentido, la génesis del mundo
Es hermoso ver nacer las cosas
en el acto mismo en el que las nombras.
Todo deviene en el fluir de tu aliento
en el murmullo sacro que se afirma entre tus labios y el viento.
Y cuando callas, y recoges tu aliento,
y no nacen las cosas de tu boca, y no das sentido al universo,
entonces yo callo también y contemplo tu silencio.
Un silencio que se rompe,
que ha nacido para romperse.
¡Y esa es su fatalidad!
ser transgresión y límite
de una escindida realidad.
*Estudiante de filosofia y letras de la UNAM correo: panta-rei_rocha@hotmail.com